¿cómo se ha transformado la comprensión que se tenía sobre los impactos de la globalización y la aplicación de las políticas neoliberales en los contextos específicos de los estudiantes?
desde la posguerra de mediados del siglo XX, que tuvo un gran impacto frente a las relaciones humanas, sociales, políticas y, sobre todo, económicas, se empezaron a impulsar corrientes desde perspectivas elocuentes y considerablemente desafiantes frente al sistema que regían el mercado, en yuxtaposición a los modelos socialistas. Buscando en sí, el auge de nuevas maneras de adquirir riqueza. No en vano, pensadores como Friedrich Hayek, refieren en su escrito “Camino de Servidumbre” en 1994, y, como mencionan Sader y Pablo Gentili (2003) “Se trata de un ataque apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza letal a la libertad, no solamente económica sino también política”. Adjudicando así, uno de los grandes principios del neoliberalismo desde la perspectiva del mercado; la crítica a la intervención pública dejando en manos de privados la capacidad de expandir el desarrollo de una nación con una dinámica constante de medición y progreso de sus economías. Corriente que abarca una inmensa categoría en el diseño de las políticas públicas que propenden en un sentido teleológico, atender ciertas necesidades de sus connacionales, empero están supeditadas al rigor de las superestructuras que rigen el mundo y determinan la trazabilidad de estas.
Un
campo directamente comprometido con este impulso de los contenidos neoliberales
es el educativo. Siendo una línea que aborda Myriam Feldfeber
(2003) Donde hay una “mercantilización” de los espacios sociales. Planteando que el
sector privado, puede suplirlo como también reafirman autoras como
Martha Nussbaum (2010) aludiendo a la estructuración de una “educación para la
Renta” que no contraria a pulido (2011): “lo primero
que queda absolutamente claro es que la discusión vigente durante las últimas
décadas en relación con la calidad de la educación ha estado regulada por el
discurso neoliberal que recoge, sustancialmente, conceptos ligados al mundo de
la producción industrial.
Es aquí donde podemos acentuar el debate frente a algunos autores, Pulido Chaves, O. y su texto La cuestión de la calidad de la educación (2011) y Privatización educativa y globalización Verger, A. & Bonal, X. (2016). Partiendo de las premisas supeditadas en sus escritos, notamos que el asunto de la “calidad educativa” sobre todo en el contexto colombiano, sirve de excusa a la retórica neoliberal del país para buscar su privatización. No obstante, cursa en el congreso de la república un P.L. (proyecto de ley) presentado por el partido centro democrático denominado “bono Educativo” que busca entre otras, adjudicar a través de un “bono” recursos para que los padres de familia decidan inscribir a sus hijo en un colegio privado financiado por el estado en detrimento de los recursos de la educación pública, so pretexto de su baja calidad como si la política educativa se sustentara en una competencia entre privados e instituciones oficiales y no como un acto de las fallidas políticas públicas educativas que han regido al país como sistema o estructura misma. Esto enmarcado en las mediciones y resultados de las pruebas PISA de la OCDE que ponen a competir estudiantes de países con infraestructura y desarrollo educativo más avanzados contra educandos de territorios donde incluso no hay agua potable y soportan el arrecio de la violencia de sus territorios.
“Los defensores acérrimos
del mercado, incluyen además beneficios sobre la equidad educativa, en la
medida en que el pluralismo que aporta la privatización educativa permite a los
sectores más desfavorecidos elegir y acceder a mejores escuelas y huir de las
malas escuelas públicas a las que están “condenados” a asistir (Chubb and Moe,
1990; Tooley and Dixon, 2005 en Verger
y Bonal, 2012)”
Verger y Bonal (2012), en su texto citan el artículo de María Balarín que aluden a una
panorámica de un proceso de “privatización por defecto, “producto de las
necesidades de expansión de la oferta educativa en contextos de limitaciones
presupuestarias”. Como sucede con los
colegios de cobertura de la ciudad de Cali. Ante la faltad de recursos o
voluntad política para edificar nuevos colegios y la creciente demanda, no optan
por la construcción de nuevos planteles educativos, se hacen convenios interinstitucionales
con ofertas privadas de estos lugares para que la población acceda al servicio
educativo.
Todo
compagina en el logro de la implementación del modelo neoliberal en las esferas
educativas y como si fuera un libreto, la búsqueda de su aplicación en nuestro
territorio. Prácticas privatizadoras que no emergen a primera vista o como dice
Perry Anderson “La hegemonía de este programa no se realizó de la noche a la
mañana”
Otra
forma de encontrar estas prácticas de privatización (que no se perciben como
tal por la comunidad educativa) más bien,
se percibe como una ayuda solidaria y como una fortuna que el colegio
pertenezca a los distintos programas que tienen la Secretaría de Educación
Municipal, se quedan sin fundamento como menciona (Verger
y Bonal, 2012) “La privatización
educativa es más bien un proceso complejo que no se acostumbra a manifestarse
de forma “pura”, sino mediante la constitución de sistemas educativos híbridos
en los que el sector público y el privado interaccionan y se distribuyen
responsabilidades de forma compleja”.
Un
ejemplo factico de nuestra cotidianidad en una de nuestras instituciones
educativas y de la que haremos mención para clarificar un poco este aspecto, es
el programa que se encuentra en marcha “Mejoramiento de la calidad educativa de
la fundación Cavelier Lozano” que direcciona la empresa privada “Alquería”;
programa que opera en algunos colegios de la sabana de Bogotá, para el caso del
municipio de Chía opera en 10 de las 12 Instituciones Educativas Oficiales del
municipio.
Al observar esta realidad tan cerca y cómo influye en las dinámicas escolares de la IE, cabe preguntarse si el papel de la Educación Pública se ha relegado a un papel organizacional, en donde lo más importante son los formatos, la estandarización de los procesos, que busca dar cuenta de una eficiencia y eficacia en la educación y que es el resultado de estas prácticas lo que se valora como Calidad Educativa. De acuerdo con (Pulido 2009), “se asume, sin preguntarse qué tan cierto pueda ser, que las organizaciones empresariales son paradigma de eficiencia, eficacia y efectividad y que todas las organizaciones públicas y privadas deben copiar sus modelos” Para el caso en mención se desarrollaron todas las estrategias, y todo un programa de capacitación a la comunidad educativa, directivos docentes y docentes; programa que aún continúa enfocándose en todos los procesos internos de tipo organizacional y que dejan de lado la pregunta por el sujeto a educar.
Es
pertinente reflexionar sobre procesos
homogeneizados o estandarizados que se implementan en algunas Instituciones
desde el mismo modelo de evaluación que se implementa, que se percibe como si
fuera la fórmula para obtener altos índices de calidad sin tener en cuenta aspectos como
entornos familiares, contexto, niveles de alfabetización familiar, violencia de
los territorios, cobertura de servicios públicos etc. Modelos inherentes a los
sistemas de producción que ven en el sujeto educando un producto y no un
proceso de formación de un ser humano en contravía de los fines de la educación
establecidos en la constitución política de Colombia en el artículo 67 donde se
estipula a La educación como un derecho
de la persona y un servicio público, pero con una connotación muy importante; de
poseer una función social. Según Pulido, “La evaluación escolar por
pruebas estándar, como se practica hoy, tiene esa clara filiación productivista
y eficientista y mide más producto, resultado, que proceso”. interesante pensar que, en estos sistemas de
evaluación o medición de la calidad educativa, no se tenga como indicador de
calidad el proceso humano de los estudiantes que de acuerdo con Pulido (2009); “En la Escuela, por el contrario, debería
importar más el elemento humano: estudiantes, docentes, padres de familia, que
la propia organización”
Teniendo
en cuenta que estos programas no han llegados a las Instituciones Educativas
por casualidad, azar, entendiendo que son políticas nacionales, e
internacionales y que el proceso de privatización de la educación se puede
presentar de diferentes maneras, es necesario conocer cuáles son las posibles
estrategias y escenarios en la que la
educación pública se ve amenazada o en la que existe una posible intervención,
en esto no cabe duda como economía
emergente la intervención de organismos
económicos globales, que dictaminan el uso, manejo e inversión de los recursos
la concreción de la privatización de la educación como un logro.
Con estos procesos de privatización han surgido posiciones contradictorias y distintos autores, quienes ven en la privatización un riesgo que tiene varios efectos en la cohesión social, la equidad, lo que da como resultado una fuente desigualdad y segregación escolar y acceso a oportunidades que se reflejan en las “brechas educativas” que se observan en las pruebas estandarizadas y que justifican el modelo de privatización como una única respuesta para mejorar la calidad de la educación sin tener en cuenta otros elementos donde incluso muchos centros educativos privados no garantizan estabilidad laboral para sus docentes o salarios dignos y se convierten en centros de explotación laboral pero que no interesan en la medida de la eficiencia de sus resultados, dejando de lado categorías humanísticas como tener una calidad de vida digna.
a
modo de conclusión y citando a pulido, es menester pensarse una educación de
calidad donde se garantice el acceso y la permanencia de los estudiantes, que
garanticen aprendizajes pertinentes, que se articulen con padres de familia y
la participación en decisiones de la política.
(Pulido 2009)
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